El impacto de usar a los hijos en conflictos de pareja
En situaciones de crisis de pareja, es frecuente que las emociones intensas, el resentimiento y la frustración se apoderen del vínculo que alguna vez fue de confianza y apoyo mutuo. Sin embargo, uno de los errores más graves que pueden cometerse en medio de un conflicto de pareja –tanto en una unión de hecho como en el seno de un matrimonio- es utilizar a los hijos como herramienta para herir, castigar o controlar al otro progenitor. También con el fin de obtener unas medidas judiciales favorables en orden al ejercicio de la guarda y custodia exclusiva de los hijos evitando así la guarda y custodia compartida, así como en la atribución del uso del domicilio familiar y el pago de una pensión alimenticia.
Este tipo de comportamiento, conocido también como instrumentalización de los hijos, puede tener consecuencias devastadoras a corto y largo plazo, tanto para los menores como para los propios padres.
Cuando una pareja atraviesa problemas de pareja, es normal que se generen tensiones, pero estas deben resolverse sin convertir a los hijos en testigos o víctimas colaterales del conflicto. Los menores necesitan un entorno emocionalmente estable y seguro para desarrollarse, y su bienestar debe estar por encima de cualquier disputa personal.
Alienación parental: una forma de violencia emocional
Aunque muchas veces no se reconoce como tal, el uso de los hijos como medio de castigo contra el otro progenitor es una forma de violencia emocional. Esta práctica puede presentarse en muchas formas: descalificar al otro padre o madre delante del menor, pedirle al niño que tome partido, impedir o dificultar el contacto con el otro, o usarlo como espía o mensajero de mensajes cargados de tensión.
A menudo, este comportamiento deriva en lo que los psicólogos y juristas denominan alienación parental, un proceso en el que uno de los progenitores interfiere de forma sistemática en la relación del menor con el otro, generando un rechazo injustificado hacia él. Este tipo de alienación puede provocar consecuencias psicológicas muy serias, y además, tiene implicaciones legales cada vez más relevantes, que pueden conllevar la modificación del régimen de guarda y custodia en beneficio del menor.
¿Cómo afecta esto a los menores?
Las consecuencias para los hijos pueden variar según la edad, el contexto del conflicto y la duración del mismo. Sin embargo, los estudios señalan efectos emocionales y conductuales que pueden aparecer incluso años después:
- Problemas escolares por falta de concentración, estrés o inestabilidad emocional.
- Trastornos de autoestima por sentirse culpables o divididos entre ambos progenitores.
- Síntomas de ansiedad, inseguridad, apatía o tristeza prolongada.
- Alteraciones en la conducta social, aislamiento o agresividad.
- Dificultades en sus futuras relaciones personales, por haber normalizado patrones de conflicto.
Los niños necesitan saber que sus padres los protegen, no que los utilizan como armas en una batalla emocional.
La interferencia parental y sus efectos legales
Desde el punto de vista legal, los jueces y tribunales están cada vez más atentos a los casos de interferencia parental. Este comportamiento puede alterar gravemente el régimen de custodia compartida o de visitas, e incluso derivar en una modificación judicial de medidas cuando se demuestra que uno de los progenitores interfiere activamente en el vínculo del menor con el otro.
La interferencia parental se define como un proceso mediante el cual uno de los progenitores, de forma consciente o inconsciente, trata de obstaculizar las visitas y de influir negativamente en el pensamiento y las emociones del hijo hacia el otro progenitor, con el objetivo de deteriorar o romper ese vínculo afectivo.
Esta conducta puede incluir críticas constantes, mentiras, exageraciones o impedir el contacto físico y emocional con el otro padre o madre. El resultado es que el menor acaba rechazando al progenitor alienado sin una causa justificada, generando un daño psicológico profundo y duradero.
Algunos tribunales han llegado a modificar la custodia o suspender temporalmente el contacto con el progenitor alienador para proteger al menor, después de que el equipo psicosocial del Juzgado haya advertido el perjuicio que ese comportamiento estaba causando al menor . La razón es clara: el interés superior del menor está por encima del deseo de venganza o del conflicto emocional de los adultos.
Además, la interferencia parental puede ser valorada como un incumplimiento de los deberes parentales, y dar lugar a procedimientos de ejecución, sanciones o intervenciones por parte del Ministerio Fiscal o de los Servicios Sociales.
Por ello, contar con un abogado de familia experimentado es fundamental para identificar, demostrar y frenar estas conductas, siempre desde la vía legal y con respeto a los derechos del menor.
El valor de la terapia en contextos de crisis
No todos los conflictos deben resolverse en un juzgado. En muchos casos, la terapia de pareja o la terapia familiar puede ofrecer un espacio de reflexión y contención donde canalizar las emociones y tomar decisiones más equilibradas.
La ayuda de profesionales en psicología infantil o terapia sistémica puede ser clave para evitar la cronificación del conflicto y mitigar sus efectos negativos.
Recomendaciones para no involucrar a los hijos
Si estás atravesando una crisis de pareja y tienes hijos, es fundamental que actúes con responsabilidad emocional y legal. Aquí tienes algunas pautas:
- No hables mal del otro progenitor delante de tus hijos, aunque estés dolido o enfadado.
- Evita hacer de los menores portadores de mensajes entre adultos. Los conflictos se resuelven entre adultos, no a través de ellos.
- Permite y fomenta el vínculo con el otro progenitor, salvo que haya razones objetivas para limitarlo.
- No les hagas elegir. Los niños no deben tomar partido ni sentir que su amor hacia uno es una traición al otro.
- Busca ayuda profesional si te ves superado emocionalmente.
- Consulta con un abogado de familia para saber cómo proteger legalmente a tus hijos sin causarles más daño emocional.
Por qué no debemos usar a los hijos en conflictos de pareja
Recordemos que los hijos no son el campo de batalla de los conflictos de pareja. Son personas con derecho a vivir su infancia en un entorno de afecto, estabilidad y respeto mutuo.
En Soto Martínez Abogados, comprendemos el impacto que puede tener usar a los hijos en conflictos de pareja. Por eso, trabajamos para que los procedimientos legales se desarrollen siempre desde el respeto a su bienestar, con soluciones equilibradas y humanas.
Si necesitas orientación en un tel:623521334proceso de separación, custodia o estás siendo víctima de alienación parental, nuestro equipo especializado en derecho de familia está a tu disposición.
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